En este mundo digital dominado por Photoshop, en el que todo es perfecto, puede ser bonito mostrar imperfecciones.
- Mírame. Soy un desastre.
- Te estoy mirando... Y eres preciosa. Eres una chica preciosa, inteligente y auténtica. Ray no es el último hombre del que te vas a enamorar. Te aseguro que no lo es.
- Pasas junto a todos los puentes de París, los 23. Te enamoras de uno y vas allí cada día con el café y el diario para dejar hablar al río. - ¿Y qué te dice? - Eso es cosa tuya y del río.
- ¿Donde estabas? - Por ahí preocupandome de cosas que sobrepasan mi nivel de madurez.
Scarlett, Antes de que sigas con esto quiero recordarte el 7 de septiembre de 1988. Fue la primera vez que te vi. Leías menos que cero, llevabas una camiseta de ‘Guns N Roses’. Jamás había visto nada tan perfecto. Recuerdo, recuerdo que pensé que tenía que tenerte o moriría. Luego dijiste que me querías, en el baile de fin de curso, y me sentí tranquilo y a salvo. Ya que pasara lo que pasara a partir de ese día las cosas ya nunca me irían mal, porque te tenía a ti. Pero luego, luego me hice mayor y perdí el rumbo, y te culpé de mis fracasos. Ya se que crees que tienes que seguir con esto hoy y yo no quiero que lo hagas. Supongo que si te quiero debería apartarme de ti.
- ¿Que excusa tienes? +¿Para qué? - Para actuar como actuas. +No me gusta hacer lo que los demás esperan de mí,¿por qué hacerlo? - ¿Entonces los decepcionas desde el comienzo? +Algo así. - Pues te has equivocado. + ¿Cómo? - A mi no me decepcionaste.
Sólo quiero seis minutos a tu lado. No pido nada más. Déjame seis minutos de tu vida, seis minutos que cambiarán el destino. Seis minutos que puede que nos separen o puede que nos unan.